martes, 2 de mayo de 2017

Cómo comer sin ganas

Cuando escuchamos la palabra “dieta”, qué nos viene a la cabeza? Lechuga, sacrificio, hambre. Y no es así… una dieta puede ser para muuuchas cosas, y SIEMPRE ha de ser llevada por un PROFESIONAL DE VERDAD. Nada de Internet, ni herbolarios, ni ostias. Cuídate, que sólo tienes un cuerpo.




En general hay muuucha información (y desinformación) sobre cómo no comer demasiado, o cómo controlar la ansiedad por comer. Pero hay poca cosa sobre cómo conseguir comer cuando no sientes hambre, pero realmente debes hacerlo para estar bien.

No me estoy refiriendo, ni mucho menos, a temas tan serios como los trastornos alimentarios. Sino a casos como el mío, una persona normal que por una serie de motivos no tengo la “gana de comer” que suele tener la gente a mi alrededor. Yo me “lleno” rápido, y en cuanto siento saciedad, pierdo totalmente el interés por la comida. Pero para estar bien y cumplir con mi dieta pautada por un profesional, he de “vencer” esa barrera y comer sin apetecerme hacerlo.

A la gente “normal” no le cuesta demasiado comer de más, es más, normalmente han de refrenarse en buffets libres y similares para no tener que tomar sal de frutas después… Es por ello, que muchos no entienden lo que cuesta comer cuando todo tu cuerpo te dice que ya está bien (pero no está bien!).

Hoy voy a enumerar una serie de “trucos” que a mí me han funcionado a la hora de comer más sin tener ganas:

  • ACUDIR A UN PROFESIONAL DE VERDAD. Lo repetiré las veces que haga falta. Incluso más!
  • Una vez tengas tu dieta hecha especialmente para ti y tu bienestar, no la veas como tu enemiga. Está hecha para ayudarte! (aunque acojone…)
  • Enumera minuciosamente todo lo que necesitarás para cumplir tu dieta a rajatabla. Que la falta de un ingrediente no te “sirva de excusa” para comer menos.
  • Ves a comprarlo todo. Tooodo.
  • Haz “Tetris” en la nevera y la alacena respirando con tranquilidad. Sí, todo eso cabrá en tu cuerpo. Y sí, mejorará tu salud. Podrás con ello. Que sí, coño!
  • Si puedes dejarte cosas hechas, hazlas YA. Por ejemplo, asa o hierve las patatas, cuece huevos, ralla zanahorias… facilítate la vida. Tu “yo” del futuro te lo agradecerá!
  • Sirve tus platos de la forma más cuqui posible. Como si toda tu comida fuera a salir en Instagram. Es más apetecible un plato bonito que una ración servida en plan “rancho de la mili”.
  • De hecho, a mí lo de las fotos me ayudó! Durante mucho tiempo hice fotos de los platos llenos, y luego una vez vacíos. Me daba sensación de triunfo en momentos de bajón.
  • Cortar la comida en trozos pequeños es útil. No os hacéis a la idea de lo laaargo que se puede hacer un filete cuando has de cortar cada cachito cada vez. Si te lo cortas todo desde el principio, luego “sólo” tienes que masticar y tragar.
  • Mastica bien, que como tragues aire encima tendrás gases y será un drama. Un drama oloroso. Horroroso.
  • Si tienes ante ti una “amenazante” porción de proteína con verduras y… no entra, no desesperes. Como último recurso, pásalo por la batidora y obtendrás una papilla. Como la de los nenes. Traga. Pero NO te acostumbres a esto. No eres un nene: usa tus dientes.
  • Lo habitual es beber unos 2L de agua al día. Yo solía beber bastante en las comidas. ERROR! Te llenas la barriga de agua, y la comida ya no cabe. Por lo tanto, lo que hago es:
    • Seguir bebiendo adecuadamente, pero con un poquito de estrategia.
    • No beber durante al menos media hora antes de que me toque comer algo.
    • Beber lo menos posible durante las comidas. Al principio me costaba un montón, pero ahora estoy acostumbrada.
    • Cuando termines tu ración, bebe lo que te apetezca. Beber es como el “premio” por el esfuerzo de haber comido (a mí me motiva…).
  • Cuando hayas terminado tu ración, felicítate. Te lo mereces!!
  • Si no lo has conseguido, no hagas un drama. Por qué nos caemos? Para aprender a levantarnos!
  • Puedes dejarlo estar definitivamente, o intentar terminar tu plato pasado un rato. A veces funciona.
  • Una vez esté dentro, para que permanezca dentro, puedes o quedarte quietecito para que se te “asiente” la comida, o moverte un poquito para que “te baje”. Según notes tú que te vaya mejor.


No son los mejores consejos del mundo, y probablemente muchos os suenen a tontería o a locura. Pero a mí me han ayudado a conseguir mi objetivo de comer lo que me tocaba. He pasado de comer muy pocas calorías al día y estar flojísima y anémica a comer 1500 y cumplir mi sueño de donar sangre. El camino ha sido DURO. Duro de cojones. Pero lo volvería a repetir mil veces! Y lo que me queda por andar...

Confía en el profesional que te lleva la dieta: su mayor objetivo es tu bienestar. Comunícale todas tus dudas, inseguridades, lo que te notes. Así le ayudas a ayudarte y todo irá mejor. Si tienes apoyo de tus seres queridos también sería un puntazo. Pero el principal apoyo que necesitas es el tuyo propio. Los demás no van a comer por ti. Es tu propio cuerpo de lo que estamos hablando. Quiérete mucho y bien, vale? #aportodas

1 comentario :

  1. Hola Paula,

    me alegra ver que poco a poco has ido consiguiendo tu objetivo :) Yo cuando era pequeña tenía el mismo problema, creo que ya te lo comenté alguna vez. Con poquito que comiese ya estaba llena y me he llevado de broncas por eso que ni te imaginas...en mi caso, fui comiendo más con el tiempo, conforme me fui haciendo mayor y mi cuerpo me pedía más (nada de profesionales, me obligaba a comer y listo, no será lo mejor, pero a mí me funcionó). Aún así, hay veces que con poco que coma mi cuerpo ya está a gusto y si voy a casa de mis abuelos, aunque tenga la edad que tengo, siguen vigilando mi plato como si tuviese 10 años xD en fin, ahora me puedo pegar auténticos atracones cuando salgo fuera a comer, aunque el lado contrario tampoco es que esté bien...
    En fin, ahora a mantenerlo y a por todas :)

    ResponderEliminar

Gracias por compartir tu opinión de forma respetuosa!